Termina el Mac Millan y no descanso para marcar nuevos objetivos... todo lo contrario, la vuelta me hace explorar el mapa personal de mi mismo, que va variando, ya que la personalidad es un continente que no se detiene, choca con otros para ir modificándose constantemente. Nuestra geografía cambia sin que nos demos cuenta, cambia y hace que de repente, cosas en nuestra vida, dejen de gustarnos y otras tengan un encanto que desconocíamos. (no me acordaba del olor de una 818).
   
      Lo cierto es que me vuelvo a encontrar conmigo mismo, mi "yo" escondido, le doy la mano y me encuentro a un muchacho simiesco y ladronzuelo que sólo tiene ganas de jugar, un muchacho lleno de complejos que me mira desde un pasado, inseguro. Yo le abrazo aliviándole...

... y vamos juntos hacia el escenario... me mira nervioso como quien pide perdón, pero no tiene porqué pedirlo, volvemos a estar juntos para ver que aventuras nos esperan tras el telón...
.. y ambos, seguimos pensando...