Antes de irme de vacaciones tuvimos que sacar el casi cadáver de un obrero al que le cayó un muro sobre su cabeza, no se dio cuenta de lo que pasó...

Al día siguiente cogía un avión para irme a competir a los EEUU. Conseguí lo que me proponía y mucho más (demasiado diría yo): muchos premios, ver grandes espectáculos en las Vegas, hablar y hablar de magia con una ensalada Cesar, tostarme al sol agarrado de la mano, actuar muchíssssssimo, conocer gente estupenda y brindar con ellos, ver el mar desde lugares insospechados... Han sido 40 días inolvidables...

Ya en Madrid he intentado escribir algo sobre el viaje, mis sensaciones y experiencias en este mismo espacio, pero me bloqueaba, mis dedos no encontraban las teclas adecuadas y desistía... solo podía pensar en ese obrero que perdía la vida debajo de un montón de piedras...

Tal vez lo único que pueda escribir sea mi conclusión de este verano: la vida es un regalo que no muchos han podido abrir.

(seguimos pensando ... el mundial se acerca!!!)