Pasito a pasito me voy embarcando, casi sin querer, en un nuevo número. A pesar de decirme a mi mismo delante del espejo cientos de veces que mi tiempo de competir se acabó, esa llama que vive dentro de mí piensa diferente, se va extendiendo y me va alienando cada vez más.
     
         Pero lo cierto es que este nuevo proyecto me tiene hechizado, la musa que me acompaña me tiene completamente atado y no me deja mirar a los lados... sólo hacia adelante, casi no me deja respirar y, si me resisto, empieza  a sonar la melodía que acompaña este endemoniado número en cuestión, suenan los violines y caen las cartas al sombrero.

      Hoy me dedico a observar mi mano para ver donde se pueden esconder más cartas (¡¡¡aún más!!!) y busco nuevos caminos inexplorados y difíciles, pero ya se sabe que los caminos más complicados de recorrer son los que llevan a las playas más paradisíacas y hermosas, pero también a las más vacías, por ello es importante no recorrer el camino solo... No me sueltes de la mano * **.