
Vuelvo a mi tierra donde, en realidad, nací...
Mis extrañas fotos guardan el reflejo del viaje que mi padre y yo intentábamos planear hace mucho, sin éxito... un viaje sin
barreras... el coche y nuestra voluntad marcaban el camino...
Mi torpe memoria perderá muchos recuerdos, pero me será imposible olvidar la majestuosidad de Florencia, la belleza de la Plaza de San Marcos, la deliciosa cerveza de Munich, la tristeza del campo de concentración de Dachau, el deterioro de Roma...
Diez días en Europa conociendo mejor a los que me rodean pero sobre todo conociendome a mi mismo...
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