Empieza el calor y con el se va la humedad, el pasto se seca y se convierte en un perfecto combustible que espera la colilla de los jodidos pringados que, después de pasarse la vida viendo pelis americanas, piensan que es de puta madre el tirar las colillas por la ventanilla del coche, ese coche donde se creen los amos del mundo porque pueden acelerar de 0 a 100 km/h en breves segundos. La colilla cae al lado de la carretera y gracias a la sequedad de los hierbajos que la bordean y que cada verano hace más y más calor, lo que era simplemente tabaco candente se trasforma en autenticas oleadas de fuego que, sin otro objetivo en la vida, se dirige irremediablemente, hacia un pinar centenario que no tenía ningun tipo de problema con la especie humana... cuando llegamos los bomberos, solo podemos parar el fuego justo cuando él quiere que lo paremos, ni antes ni después, solo cuando el fuego se siente saciado... Después nos vamos al parque con la sensación en el cuerpo de que todo arbolito se termina quemando tarde o temprano... no hay nada más desmoralizador que ver un terreno forestal completamente calcinado. Por favor no tireis más colillas a la carretera.

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